Lo de campeonato del mundo fantasma hace referencia a que, como la primavera, el campeonato del mundo ha venido y se ha ido y nadie sabe como ha sido.
¡Qué tristeza!, ni un solo comentario en televisión ni en prensa -que yo sepa-, únicamente pudimos acceder a la semifinal contra Portugal porque a la TRP2 se le ocurrió televisarlo por internet, mientras, en este país y a la misma hora, eurosport retransmitía un campeonato de billar americano, deporte de masas donde los haya y teledeporte hacía lo propio con otro de patinaje artístico sobre hielo, otro acontecimiento deportivo seguido por cientos de millones de espectadores. Que no digo yo que el fútbol sala, y menos el femenino, sea un deporte que cuente con infinitos seguidores, pero, hombre, por dios, que se trataba de un campeonato del mundo, donde nuestras representantes tenían opciones de llegar hasta la final e incluso, quien sabe… Pues, nada el silencio más absoluto; fuera del ámbito de los que nos gusta este negocio, no se ha enterado ni san Antonio abad.
Hace unos meses, el entrenador del At. Madrid-Navalcarnero, Sr. Pulido, se quejaba amargamente del poco caso que se hacía al fútbol sala femenino; yo estaba, y estoy, totalmente de acuerdo con él ya que mantengo el criterio, desde hace ya muchos años, de que, no sólo al fútbol sala, al deporte femenino en general en este país no se le hace ni puñetero caso, el Sr. Pulido es uno de los muchos que ha puesto el dedo en la llaga, sólo que equivocaba el causante de tamaño desaguisado, ya que cargaba un gran porcentaje de culpa sobre la ANEFS, por no promocionar adecuadamente a la mujer en nuestro deporte en cuestión. La ANEFS, le contestaba yo, hace lo que puede ya que su misión no es promocionar a hombres o mujeres, sino al fútbol sala por encima de quien lo practique.
Pero, vamos a ver, resulta que en un campeonato femenino, y en la semifinal que pude ver por internet, en el banquillo español, se veía a cuatro mastos* y una guapísima Alicia Morell, que se podía deducir que no mandaba nada, porque en los tiempos muertos el que cortaba el bacalao era un caballero con poco pelo y algún que otro kilo de más (por cierto, sospecho que el asunto familiar que impidió dirigir el equipo español a Arsenio Pascual sería un asunto grave, porque de otra manera no es de recibo su ausencia o, a lo peor, resulta que no se notó en absoluto); o sea cuatro mastos en el banquillo y en la grada un Venancio más serio que un plato de habas. En el banquillo portugués se veía alguna fémina, pero también predominaban los mastos. Los árbitros tres mastos más y una señorita, ocupada todo el tiempo en que Alicia o las jugadoras del banquillo español no salieran de su zona reglamentaria; en la mesa, no me fije, pero ahí sospecho que habría alguna mujer por aquello del cupo.
En definitiva, todo hombres salvo las que estaban dilucidando, de verdad, el campeonato del mundo. Así no vamos ni a Pamplona, amigo Pulido; pero, además, todo en silencio, sin que se enterara nadie, casi con premeditación y alevosía. Si llega a ser en España, con toda seguridad, se hubiese presentado en el pabellón la policía nacional o la guardia civil y hubiesen ordenado que se disolvieran y dispersaran, que aquello no estaba autorizado. En fin, sin comentarios.
En lo estrictamente deportivo, España empezó francamente bien, se sufrió un poco con las correosas ucranianas, pero al final de los cuarenta minutos el mercador reflejaba un 2-0.
A pesar del resultado (3-0), costó algo más desembarazarse de las rusas, que al final pusieron cerco a la portería española, pero una ordenada defensa que no dejaba ningún resquicio libre (para mí lo mejor de nuestra selección) impidió que las rusas estrenaran el luminoso.
Con Costa Rica (4-0), las cosas fueron mejor, aunque costó doblegar a las sudamericanas, ya que plantearon un sistema defensivo semejante al que había caracterizado a nuestra selección, pero después de que Natalia abriera el marcador, y aunque las costarricenses nunca bajaron la guardia, el juego resultó más fluido y cómodo para las españolas.
El partido fácil, el de Malasia, no tuvo historia, (11-0) las nuestras se hicieron con el mando del partido desde el primer momento y los goles fueron cayendo del lado español sin que la selección de malasia pudiera hacer nada para evitarlos.
Terminada la primera fase, llegaron las semifinales y quisieron los resultados que nuestras contrincantes fueran las anfitrionas. El partido no me gustó ni poco ni nada; un partido de fútbol sala q ue termina 0-0 tiene gato encerrado o, cuando menos, oculto y, en este caso, el gato consistió en que cedimos el balón y más de medio campo a las portuguesas, confiando en nuestra defensa (que volvió a ser extraordinaria), mientras que ellas nos sometían a una presión a tres cuartos de pista que nos impedía sacar el balón con fluidez y generaba continuas pérdidas del mismo, nuestras pivotes no recibían un balón en condiciones y se desesperaban en su triste soledad. En definitiva, las nuestras no atacaban porque no les dejaban las lusas y éstas no llegaban a puerta porque las españolas se lo impedían, daba la impresión que nadie quería meter goles (por una razón semejante aborrecí yo el fútbol hace ya muchos años). Terminado el partido, con el mismo resultado con el que empezó, se llegó a los penaltis (desconozco por qué no se jugó una prórroga, aunque sospecho que los locutores lo apuntarían, pero como yo no domino el portugués…).
Siempre he mantenido que los penaltis son una lotería, ni me ha gustado ganar por este procedimiento ni, por supuesto, perder; los partidos se pierden o se dejan de ganar antes de llegar a los lanzamientos desde el punto fatídico y en el caso que nos ocupa, la portera portuguesa se había dado una vuelta por Doña Manolita y las nuestras ni siquiera habían comprado el décimo, en consecuencia, nuestras vecinas se hicieron con el partido por tres penaltis a uno. Una verdadera pena porque ese partido se podía y se debía haber ganado, materia prima en nuestro equipo había por arrobas, pero….
El partido por el tercero y cuarto puesto no sé si lo televisaban, pero me daba igual; nunca veo este tipo de partidos que disputan, sin ningún aliciente, dos equipos que se han quedado con la miel en los labios y han perdido todo tipo de motivación, si que puedo indicar que España se impuso a Rusia por un gol a cero.
Y en la final, Brasil, con siete mastos en el banquillo, más que jugadoras, barrió a Portugal y se hizo con su tercer campeonato fantasma del mundo,
*En aragonés, macho entero
Joaquín Pastor