Nuestro socio nº302, Joaquín Pastor, nos realiza una interesante reflexión sobre el futsal femenino.
El verano sigue su inexorable curso hacia el otoño y al comienzo de las actividades deportivas regladas o regulares, porque lo de las olimpiadas es un accidente martirizante que impide todo tipo de recuperación a los que pretenden desconectar y olvidar los sufrimientos y sofocones o alegrías -que de todo hay en la viña del señor- de la temporada anterior.
En mi retiro pirenaico de Senegüé, lo único que he visto han sido algunos minutos de los partidos de las chicas de balonmano (¡Qué pitera le han echado!), por aquello de que es lo más parecido al fútbol sala femenino, de lo demás nada de nada, ni siquiera a los Gasol.
Pero de lo que sí me he enterado por internet (a pesar de que mi retiro sea cuasi monacal, el correo electrónico e internet sí que los abro todos los días después de mis 20 kilómetros en bicicleta y mientras desayuno), desgraciadamente, ha sido de la desaparición de la división de honor (o primera) de dos clásicos del sala femenino, el ilicitano femesala y el cordobés Cajasur, que, en las últimas cinco ligas, suman, entre los dos, tres campeonatos y dos subcampeonatos, una verdadera pena.
Cuando hace ya casi treinta años, mi hija me embarcó en este deporte (yo procedo del fútbol; mea culpa), ejercía de padre y acompañaba a la benjamina, como todo papá que se precie, a los partidos sabatinos; posteriormente, pase a ejercer de delegado de equipo y por último, tras los pertinentes cursos y pruebas, de entrenador. Fue entonces, cuando mi vástaga ya era juvenil, cuando empecé a interesarme por el fútbol sala femenino “grande”, eran tiempos en los que, según me dicta mi flaca memoria, Femesala Elche y UCAM de Murcia (con aquellas dos extraordinarias gemelas, con las que luego me he tenido que enfrentar con mi selección universitaria) llevaban la voz cantante, y con la aparición de algún otro que ahora no recuerdo.
La UCAM desapareció de la división de honor hace dos o tres temporadas y Femesala, lo ha hecho esta última. Tampoco recuerdo con exactitud, cuando aparecieron las cordobesas en los puestos de cabeza, sí sé que fueron campeonas de liga dos temporadas seguidas hace tres y dos años pero, desgraciadamente, ahora también les ha llegado su San Martín y la falta de liquidez les ha hecho, muy a su pesar, abandonar la élite.
En los tiempos que corren y con la que está cayendo parece casi un sacrilegio, pedir subvenciones para el deporte cuando hay familias que no tienen qué llevarse a la boca, pero, coñe, todo en esta vida tiene su importancia y el ocio, el deporte y el entretenimiento también la tienen, no todo va a ser el cilicio, el flagelo y el ora et labora de los benedictinos, el cuerpo y la mente, especialmente esta última, necesitan alguna que otra alegría en casa de los pobres.
Lamento tremendamente la desaparición de esa élite de ilicitanas y cordobesas y espero y deseo que todas las integrantes de sus plantillas no tengan que marcharse a sus casas y abandonar este deporte; sería una verdadera pena tener que prescindir de las alegrías que nos proporcionan con su juego un sábado sí y otro también.
Femesala y Cajasur, ánimo y aunque sé lo sencillo que resulta dar consejos y lo complicado que supone seguirlos, no rebléis y seguir luchando. Hasta pronto y si puede ser hasta la temporada próxima mejor que mejor.